Pautas de Desarrollo Emocional desde el Nacimiento Hasta los 3 Años

Desde el momento en el que nacen, los bebés prefieren mirar caras de personas en comparación con otros estímulos visuales y reconocen las caras de sus padres mejor que las de personas desconocidas. Los bebés recién nacidos también están más atentos a los sonidos del habla que a cualquier otro sonido del entorno y prefieren escuchar voces familiares. Estas preferencias visuales y auditivas indican que las personas se convierten en la parte más destacada del entorno de los bebés desde los primeros días, y que sus principales cuidadores y sus padres cumplen la función más prominente de todas. Los primeros indicios de una relación especial con los cuidadores y los padres aparecen cuando los bebés muestran preferencias por una persona y una capacidad de respuesta emocional más sólida hacia dicha persona. Estos son los precursores del apego, que se desarrolla a los 12 meses. El apego es un factor de protección que ayuda a los niños a reducir las causas de estrés de la vida e influye en el desarrollo del cerebro. Los comportamientos de los cuidadores y los padres son un indicador del tipo de apego que desarrolla el bebé: el mejor indicador de apego seguro es el cuidado atento y sensible que da un adulto.

El desarrollo emocional durante las primeras etapas va avanzando junto con varias dimensiones. Primero, los bebés aprenden a expresar emociones más complejas, desde la alegría y el enojo hasta el orgullo y la vergüenza. Segundo, aprenden a reconocer, interpretar y responder a las emociones de otras personas. Tercero, los bebés aprenden maneras de controlar sus propias emociones. El temperamento de los bebés influye en sus comportamientos emocionales. Los niños son diferentes en cuanto a características como el grado de facilidad con el que se distraen o se frustran, cuán tímidos o extrovertidos son o cómo responden a una situación nueva. Comprender las diferencias individuales en el temperamento y abordar estas diferencias en las prácticas de cuidado es fundamental para apoyar el desarrollo socioemocional de los bebés y los niños pequeños.

La aparición de la conciencia de uno mismo marca un hito importante en el desarrollo social a medida que los bebés descubren primero su independencia física de un cuidador y luego la diferencia en sus deseos personales y los del cuidador. Reafirmar su independencia suele asociarse a la frustración de los niños pequeños, que se manifiesta en arrebatos y berrinches emocionales. Recuerde que estos comportamientos indican el crecimiento emocional de los niños y no son indicios de oposición ni resistencia. Al mismo tiempo, los cuidadores y los padres deben ayudar a los niños pequeños a afrontar sus frustraciones al enseñarles maneras simples de controlar sus emociones.